Cuatro expulsiones, dos lesiones y el espectáculo del Getafe Femenino – Atlético que acabó en suspensión

El partido acabó antes de la hora de partido por la minoría de jugadores blanquillas

El pasado fin de semana, Getafe Femenino y Atlético de Madrid Femenino “B” se veían las caras en la localidad del sur de la Comunidad de Madrid. Ambas escuadras se citaban para uno de los encuentros de la jornada en busca de unos playoffs que pusieran la guinda al curso. Y, el partido, dio que hablar. Quizá, no de la forma que se hubiera deseado en uno y otro conjunto.

Y es que hablamos de un partido que, por varias circunstancias, se pareció más a un choque de la Kings League que a un partido de fútbol tradicional. 58 minutos de juego y cartulinas. Muchas cartulinas. El duelo acabó con un Getafe desesperado e impotente.

Cuatro expulsiones, tres de ellas en quince minutos, y dos lesiones por sobrecargas, obligaron a Lidia Gutiérrez, colegiada del partido, a dar por finalizado un choque con más toques de surrealismo que fútbol. Y todo comenzaba con una acción tan polémica. Las manos dentro del área, Ni en Primera, ni en Segunda, ni Liga F ni en un patio de colegio, Nadie se pone de acuerdo con esas acciones. en esta caso, un disparo rojiblanco golpeaba en la mano de Silvia Peñalver, jugadora del CD Getafe, decretando la colegiada la pena máxima y expulsando la jugadora, una decisión que protestó toda la grada y jugadoras getafenses: “Es una falta que tiran directa. Silvia Chíes, la portera, lo para y el balón sale rechazado hacia arriba, peino hacia atrás y cuando me quiero dar la vuelta me encuentro con el balón por un disparo de mi rechace», explica la protagonista de la acción.

“Mi primera intención es evitar que me dé en la mano. Saco la cadera pero me impacta. Es verdad que es penalti pero tengo a la portera detrás y creo que la roja es desmesurada. Por lo que tengo entendido, con el reglamento en la mano, es demasiado castigo”, comentaba Peñalver. “La mano estaba en una posición natural. El partido ya estaba desequilibrado”, expresa también Lara Sierra, jugadora del cuadro del sur de la Comunidad de Madrid.

Con la tensión por lo sucedido, y con todo lo que había en juego, el conjunto rojiblanco aprovechó su superioridad numérica para poner el segundo en el marcador. Y, tras ese gol, de nuevo el lío. Una jugadora del Atlético celebró el tanto en la cara de Paula García, lo que provocó que ambas vieran la amarilla y en el caso de la jugadora getafense que viera la segunda por su reacción: “Nunca se puede justificar un mal comportamiento y una mala actitud pero en el caso de Paula en ningún momento agredió ni insultó a nadie, no faltó el respeto. La primera amarilla es discutir la decisión del penalti. Que lo único que dice es que no debería ser roja”, dice Silvia Peñalver.

“Una vez expulsada nuestra segunda jugadora la árbitra se dirige al banquillo y expulsa a alguien de allí. Por último, en ese mismo momento, cuando vuelve del banquillo, se acerca a otra de nuestras jugadoras y le saca una roja directa. Quedamos con ocho jugadoras a la mitad de la primera parte”, continúa Lara Sierra. Una acción, la de esta tercera y cuarta expulsión, que desde el club ven como algo totalmente fuera de lugar puesto que, presuntamente. la colegiada expulsó a un miembro del cuerpo técnico al no saber de dónde venían las protestas. Eliane, central camerunesa, expulsada posteriormente, refleja en el acta una expulsión por decirle vete a tomar por culo” a la árbitro, algo que niegan rotundamente desde el conjunto getafense, asegurando que la zaguera hablaba con una compañera hablando de “vergüenza” por lo que estaba ocurriendo.

La primera parte concluía con un ocho contra once y en el túnel de vestuarios el lío estaba asegurado. El acta reflejaba que Miguel Cabello. presidente del CD Getafe Femenino, “en el descanso nos acompaña desde el terreno de juego hasta el túnel de vestuario protestando de manera airada, y dirigiéndose a nosotras con los siguientes términos: «qué vergüenza, os habéis cargado el partido» de manera reiterada. Una vez dentro del vestuario, permaneciendo él fuera de este, continúa con lo mencionado anteriormente”, dice un acta, algo que desde el club sí admiten que fue lo que sucedió.

Con el 0-3 y la reanudación, Blas Ramírez, técnico getafense, movió el banquillo y agotó los cambios, buscando sobre todo que el marcador no se fuese de madre como estaba sucediendo en el guion del partido. Una de las que entró, Julia Hernández, volvía tras ocho meses lesionada, algo que le pasó factura y tuvo que retirarse del terreno de juego al igual que Yoli Albalat, con una sobrecarga que obligó, al no tener cambios y ser seis jugadoras blanquillas tan sólo, a suspender el partido: “En el minuto 58, la jugadora con dorsal número 10, Julia Hernández, se retira del terreno de juego dejando a su equipo con 6 jugadoras en campo; por lo que se procede a la suspensión del partido”, refleja el acta.

“Es un partido en el que nos jugábamos mucho, para nosotras ganar era dar un golpe sobre la mesa. Queríamos pelearlo porque teníamos ambición. Es una pena que se acabe de esta forma. Quedamos más lejos del playoff, lo tenemos ya prácticamente imposible”, analizaba Lara Sierra. “Las árbitras tiene que saber la situación en la que estamos, en momento de la temporada… éramos dos clubes que nos jugábamos muchas cosas, es el trabajo de toda la temporada, el dinero, el tiempo invertido, el sacrificio de mucha gente y las árbitras tienen que gestionar eso. Deben de entender que es un partido que encima es en un campo pequeño, va a haber muchas disputas, va a ser muy intenso y como nos jugábamos tanto… para nosotras era seguir ahí”, continuaba y concluía Silvia Peñalver.